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El que amansa el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas,

Y el alboroto de las gentes.

Por tanto los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas.

Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.

Visitas la tierra, y la riegas:

En gran manera la enriqueces

Con el río de Dios, lleno de aguas:

Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

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